La historia local debiera ser una
historia hecha con la gente misma, debe permitir que el protagonismo no
se circunscriba sólo a la élite, sino que abarque también a la gente anónima,
consiguiendo que la historia pase por dentro hacia afuera de la comunidad. Así ayuda a
los menos privilegiados y sobre todo a los más viejos a recuperar su dignidad.
Marco conceptual del taller de historia barrial "BRANDSEN CUENTA"
Participar en la
reconstrucción de historias locales constituye -hoy por hoy- en nuestro
país, no sólo la realización de una empresa educativa fecunda donde se
revaloriza a personas y grupos sociales, generalmente excluidos por la
historiografía tradicional, sino que también, implica una contribución a la
formación de una nueva manera de entender y practicar la Historia en nuestra
sociedad.
En efecto, en su versión más
reciente la historia ya no se ocupa del pasado como mero pasado, sino que
trabaja la continuidad entre el pasado, el presente y el futuro. Su objeto de
preocupación es “la dinámica de las sociedades humanas”, en tanto que su
análisis contribuye a enfrentar necesidades y desafíos de grupos sociales específicos
y vigentes. Bajo esta mirada, la historiografía
social que alienta el trabajo de los historiadores locales ha logrado
reconciliar el interés de proporcionar presencia histórica a aquellos cuyos
puntos de vista y valores han sido desconocidos por la historia oficial, con el
desarrollo de metodologías y experiencias de recuperación de la memoria
histórica, que afianzan el avance de las Ciencias Sociales en su compromiso con
el destino de los sectores más postergados de la sociedad.
La intención es, desde todo
punto de vista, aportar a la superación de una situación donde la Historia como
disciplina se mantiene distante de los sectores populares que
constituyen, en su diversidad, la expresión cotidiana-concreta de la mayoría
ciudadana. En nuestro país, ha
imperado por demasiado tiempo un enfoque general-sistémico de la
historia que ha concentrado su atención en los aspectos estructurales y
funcionales del modelo político-económico predominante en gran parte de la
historia (presidencialismo, parlamentarismo, apertura de mercados al exterior,
sentido patriótico nacional, etc.); en tanto que se ha desechado (salvo para
referirse al pasado remoto) un enfoque social-progresista de la historia, con
capacidad de contener y dar cuenta de los hechos, los recorridos y los procesos
protagonizados por los sectores más modestos. Los efectos de esta situación
revisten gran importancia a la hora de evaluar sus implicancias: Como todo profesor de historia
sabe, la enseñanza de su ciencia es determinante en la formación de la
‘conciencia cívica’ de todo ciudadano. y a través de ella, es también
determinante en la configuración social de la ‘conciencia histórica’. El
problema ha sido que casi toda la ciudadanía, ya por varias generaciones, ha
estado expuesta sistemáticamente a la enseñanza de una historiografía que no
sólo en esencia es ‘conservadora’, sino que, por su compromiso esencial con
‘sistemas de equilibrio’ de origen predemocrático y preindustrial, no está
en condiciones de desenvolver en el ciudadano medio una conciencia ni social ni
moderna de la historia. El resultado es que la mayoría de los chilenos ha
permanecido no sólo limitado en su ‘particularidad social’, sino que, además,
ha creído y cree que sus acciones cotidianas no forman parte de la
construcción de un sistema (piensa que eso es materia de héroes, un puñado de
valientes o líderes), considera que su tipo de protagonismo carece de
historicidad. De aquí entonces, la trascendencia que tiene el trabajar con una
perspectiva más social de la historia. Las historias locales cumplen con el
requerimiento de acoger necesidades y desafíos (latentes o manifiestos) en
diversos ámbitos de la vida de grupos sociales populares o comunidades, y sobre
todo de atender la histórica demanda de reconocimiento social.
Las iniciativas orientadas a
reconstruir historias locales son un estímulo significativo para apoyar
procesos de participación social y animación cultural en las comunidades y
grupos de base, potenciando en ellos fuertes sentidos de pertenencia e
identidad con la cultura local. Además, el reconocimiento y la valoración de
las diversas experiencias históricas de participación y desarrollo produce
mayores niveles de integración entre los diversos sectores organizados de
la comunidad. La recuperación de la memoria histórica, en especial cuando se
realiza de manera colectiva, posibilita que los grupos vivan
significativos procesos de refuerzo de su autoestima social, recuperando
sentidos colectivos de humanización. Los grupos de base se sienten, entonces,
reconocidos en un cierto modo de vida, verificando como ellos han sido sujetos
y protagonistas de la historia.
Por otro lado, la recuperación
de historias locales produce insumos significativos para una planificación del
desarrollo, más pertinente con la propia realidad de la comunidad. Las
políticas y programas de desarrollo orientados a los espacios más locales no
pueden tener resultados óptimos sino consideran las particularidades
histórico-culturales que caracterizan la identidad y el sentido de pertenencia de
las propias comunidades.
En cuanto a propósitos y
orientaciones a seguir, se vislumbran algunos de apreciable importancia, entre
ellos: 1) Ayudar a resituar el rol histórico de los actores sociales populares
dentro de los variados ámbitos de la vida nacional (económico, político,
artístico cultural, deportivo, educacional, etc.); 2) Aportar al reconocimiento
de identidades tan diversas como; campesinos, trabajadores de la
construcción, trabajadores del comercio y servicios, trabajadores temporarias(os),
niños, mujeres, profesores, etc. Cada identidad corresponde a un mundo que
posee referentes históricos generales y específicos; 3) Contribuir al
conocimiento de distintas formas de socialización, identificando actores
sociales y procesos de relaciones (familiares, vecinales, escolares, etc.),
estrategias de subsistencia, valores y actitudes; 4) Entregar conocimientos de
las dinámicas sociales y las historias de vida de los miembros de una comunidad
para renovar las herramientas y elevar la eficacia (y la flexibilidad) de la
planificación comunal; 5) Ampliar y mejorar el estudio y la enseñanza de la
Historia en el sistema escolar. La escuela puede llegar a ser un lugar de
procesamiento de la identidad y la historia local. Además, puede ayudar a la
recuperación de la producción intelectual local (el arte, la poesía, la música,
la historia, los oficios, etc.). En resumen, las historias locales, pueden contribuir
a elevar los grados de racionalidad y eficacia de las acciones en que los
sectores populares y las comunidades son partícipes y protagonistas, rescatando
para sí, los valores y las herramientas que le ponen en la senda de su
proyección histórica.
En el caso de los pobladores,
por ejemplo, se trata de restituir el rol jugado por éstos, en la
transformación y conformación de las ciudades. La conquista del espacio urbano
por parte de los sectores populares y los esfuerzos realizados por los mismos,
para ganarle a la adversidad, representa uno de los hechos significativos de la
historia de la modernización de la sociedad, en las más diversas comunas del
país. Han conspirado para que se mantenga
el bajo perfil histórico de los pobladores distintos factores, entre ellos,
destacan como más decisivos aquellos que tienen que ver con el olvido de la
historiografía profesional con los pobladores y la omnipresencia de un relato que sólo
se fija en sus grupos de elite. Así, la escasa historización de los pobladores
condiciona la cuasi desaparición de estos en los registros solemnes
del ‘archivo histórico de la ciudad’. Por tanto, éstos, no han podido ser
reconocidos ni enseñados hasta ahora en las escuelas de la comuna. Pero,
además, de la escasa textualización, lo que ha limitado que sus historias
surjan y se desarrollen ha sido la fuerte presencia y hegemonía de un discurso
histórico de la ciudad que ha descansado en dos ejes funcionales a las
necesidades de grupos de la elite local. Por un lado, ha predominado (lejos) la
visión de que la ciudad ha sido (y sigue siendo) una creación de un grupo de familias
prominente. Se trata de una versión estática y aristocrática de la historia,
usada para honrar y realzar la memoria y ‘la obra’ de quienes se
consideran sus artífices. Todas las virtudes y el protagonismo histórico se
encarnan en el grupo de los grandes comerciantes y, en general, en el llamado
empresariado de la industria. Ambos discursos históricos se han mostrado
excluyentes de otros actores y sectores que viven y trabajan en la comuna.
Particularmente negados resultan sectores como los trabajadores (de todos los
rubros).
En tanto una aproximación
específica a la realidad local, se planteó una serie de propósitos que actuaron
como orientadores del trabajo de investigación que vamos a encarar, dentro de
los cuales estarán: identificar ¿quiénes son los pobladores de cada barrio?;
reconocer y testimoniar ¿cómo llegaron a poblar?; saber acerca de su origen o
procedencia; revisar ¿en qué procesos económicos o sociales se vieron envueltos?;
describir ¿cuáles fueron sus estrategias para resolver problemas sociales
urgentes que les afectaron?; y de qué modo, enfrentaron el desafío de urbanizar
donde hoy habitan; sopesar logros, limitaciones y registrar las proyecciones
que tienen como grupo social. Con este trabajo se persigue también reconocer el
aporte de los dirigentes vecinales, los jefes de hogar, las mujeres
trabajadoras y dueñas de casa, los profesores. Pero, principalmente, está el
elemento de revalorizar el protagonismo que han tenido en el desarrollo de
estas comunidades sus adultos mayores, reconstruyendo la historia vivida por
ellos, rescatando su memoria histórica y como ella se transmite hacia las
nuevas generaciones, fortaleciendo los procesos de identidad cultural de los
barrios. Se trata de recuperar el papel de estos actores en el desarrollo de la
ciudad y darles el reconocimiento social que corresponde al esfuerzo entregado
por ellos, a su experiencia y su sabiduría, tal como son valorados los "ancianos
de la tribu” en los pueblos y sociedades más tradicionales.
Encontramos también, las
actitudes y valores con que han enfrentado sus vidas y los recuerdos que
obligan a reflexionar el presente. Allí nace una cierta nostalgia respecto a
una convivencia vecinal distinta en tiempos pasados, la remembranza de
conductas de ayuda mutua, sobre todo, en los primeros tiempos del poblamiento;
en fin, la existencia de una variada y rica cultura de participación
comunitaria. En síntesis, aquí brota la mucha humanidad contenida en las
vivencias de adultos mayores.
Se pretende asimismo con este
proyecto, impulsar el “conocimiento situado”, que es aquel que nace desde la
experiencia de quienes habitan un determinado territorio. Se fortalece el
tejido social de los barrios y así se contribuye a crear el sentido de cuidado
y preocupación por el prójimo.
El trabajo que encaramos está
pensado para generar sentido de pertenencia y favorecer la relación entre las
personas, quienes muchas veces ni siquiera se conocen. Al fortalecer el tejido
social en los barrios, contribuimos a crear el sentido de cuidado y
preocupación por el otro. Se aprecia la importancia de que todo lo que hago
tiene efectos en los demás. El trabajo en estos lugares es el mejor camino para
ello, explican quienes como nosotros creen en el desarrollo comunitario a
través del voluntariado profesional.
Existen diversas metodologías
para construir socialmente el entorno en los barrios, pero el denominador común
es la participación. Junto a ello, es mucho más interesante cuando el trabajo
se plantea desde las fortalezas que de sus necesidades. Del mismo modo, es
fundamental la integración entre los diferentes actores. La comunidad es la
clave para la convivencia en la ciudad, es como la familia que tienes de la
puerta hacia afuera de tu casa. Es por este motivo que creemos que estos grupos
y las relaciones entre los seres humanos, debe ser el eje central de cualquier
esfuerzo.
Los expertos destacan que las
comunidades no siempre se constituyen a partir de vínculos sociales formales.
Por ello no descartamos ninguna manera de participación. Existen formas de
agrupación social que tienen un carácter mucho más informal, coyuntural y
circunstancial, que también son interesantes de identificar. Por ejemplo, los
comités de vecinos para temas de seguridad o conmemoraciones de algunos hitos
históricos. En general, cuando se produce este fenómeno, se establecen relaciones
de identidad sobre el territorio. Es decir, canalizan formas que no son
visibles para las demás personas y que generan una historia. Esto se denomina
conocimiento situado. En ese sentido, la tendencia es a reunirse en nuevas
plataformas. Más que juntarse en el espacio público, las personas están
elaborando grupos de WhatsApp, aunque -en general- existe una baja participación
a nivel territorial. Esto pasa a ser importante cuando existe una capacidad de
comunicarse y encontrarse. Por ejemplo, existe una gran cantidad de proyectos
en altura y la gente no está participando en la cogestión de esos espacios. Los
vecinos tienen poca incidencia en las políticas urbanas, es un problema
estructural que tiene que mejorar.
En la base
de la escritura hay una suerte de amor por un lugar, por las gentes, por un
ideal. Esos viejos barrios son todo para él, como una esposa única. Es normal
entonces que el teatro de sus experiencias se encuentre allí, y que nunca se
sienta tan a gusto como cuando cuenta de su calle.
Estimado Sr. Vignola: el colega Fernando Font me ha consultado una duda que soy incapaz de responder sin más información. He leído en su Blog las fechas aproximadas de fundación de las primeras escuelas de Brandsen, pero me faltan la 6 y la 8. Esta última es el motivo de consulta. Y el Número que tomó más tarde. Si tiene a bien compartir esos datos, tal vez podamos avanzar en el tema.
ResponderBorrarMuy atte.
Prof. Raquel Gail
Coordinadora Archivo Histórico
Escuela Normal de Quilmes
archivonormal@gmail.com
www.archivo104.blogspot.com
Hola Raquel. Perdón por la demora. La verdad es que nunca cambió de número, Siempre la historia de la escuela se toma a partir del número. Si me das mas datos respecto a aquello que buscas sería un alago ayudarte. Gracias!
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